jueves, 30 de noviembre de 2017
jueves, 24 de agosto de 2017
Cultura Hedónica Contemporánea
Cultura Hedónica Contemporánea
Creo que la actualidad que hoy vivimos podemos denominarla de esta manera. Me explico, el concepto de cultura creo que todos sabemos su significado y lo mismo ocurre con el concepto contemporáneo, por lo que nos centraremos en el concepto “hedonismo”. Este término de origen griego tiene su origen etimológico en el término “hedonismos” que se compone de dos partes claramente diferenciadas: hedone que significa placer e ismos que significa cualidad o doctrina.
El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor y de las angustias, como objetivo o razón de ser de la vida.
Las dos escuelas clásicas del hedonismo, formuladas en la Grecia antigua, son la escuela cirenaica y los epicúreos:
• Escuela cirenaica: se plantea que los deseos personales se debían satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás (Aristipo de Cirene).
• Epicúreos: la doctrina que predicó Epicuro de Samos ha sido modificada o confundida a través de la historia, hasta el punto que algunos lo toman como un libertino mientras que otros lo consideraron un asceta. Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido como algo que excita los sentidos. Epicuro consideró que no todas las formas de placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres sexuales. Según él, existen otras formas de placer que se refieren a la ausencia de dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo en sí, solo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.
Mientras que la escuela cirenaica sostenía que no hay bien superior al placer y resaltaba el placer del cuerpo en lugar de los placeres mentales, la escuela epicúrea asociaba el placer con la paz y la calma, aquí se ponía énfasis en reducir el deseo y en obtener el placer de manera inmediata.
En los siglos XVIII y XIX, los filósofos británicos Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill hicieron la propuesta de una doctrina universal más conocida como utilitarismo. Según esta teoría, el comportamiento humano debe tener como criterio final el bien social. Hay que guiarse moralmente buscando todo aquello que proporciona y favorece el bienestar de un mayor número de personas.
Por tanto, se puede concluir que:
• Todos los seres humanos nacen con la posibilidad de experimentar placer.
• El placer no es bueno, ni malo, simplemente existe.
• Lo bueno o lo malo del placer reside en cómo se busca y hasta dónde llega.
• Todos los extremos son inconvenientes, el exceso de placer se convierte en vicio.
• El placer no es solamente la gratificación sensual o sexual.
• Existen placeres que a la postre traen infelicidad, insatisfacción o contratiempos, como la popularidad o la fama.
• El mayor placer para la especie humana debe girar en torno al servicio a los demás.
• Si se aprende a distinguir verdaderamente lo que es placer, se vivirán muchos momentos de felicidad.
Dentro de la filosofía contemporánea se destaca la figura de Michel Onfray quien manifiesta en una entrevista que «se cree que el hedonista es aquel que hace el elogio de la propiedad, de la riqueza, del tener, que es un consumidor. Eso es un hedonismo vulgar que propicia la sociedad. Yo propongo un hedonismo filosófico que es en gran medida lo contrario, del ser en vez del tener, que no pasa por el dinero, pero sí por una modificación del comportamiento. Lograr una presencia real en el mundo, y disfrutar jubilosamente de la existencia: oler mejor, gustar, escuchar mejor, no estar enojado con el cuerpo y considerar las pasiones y pulsiones como amigos y no como adversarios».1
La psicología positiva, basada en investigaciones científicas de psicológica cognoscitiva, ha pensado muchas veces que sustentar la felicidad en la búsqueda del placer, «la vida placentera», deriva en un mayor índice de insatisfacción. La búsqueda de una felicidad auténtica, como indica el psicólogo Martin E. P. Seligman, implica poner un mayor enfoque en el compromiso y el significado. La «vida comprometida» está basada en gratificaciones que no pueden ser adquiridas por atajos, como aprender un oficio, o un deporte; se busca el «flujo», que es el balance del reto con la habilidad. Por otra parte, la vida significativa son las acciones y creencias basadas en algo mayor a nuestro ego, acciones motivadas por un bien común, etcétera. Se ha dicho que aquellos que basan su felicidad en la «vida comprometida» y «la vida significativa» cuentan con un mayor índice de satisfacción en la vida. La «felicidad auténtica» es un concepto superior al simple hecho de no sentir dolor, sentir placer, o no sufrir enfermedades psicológicas.
Creo que actualmente este hedonismo ha derivado a la opción del placer en sí mismo y en el aquí y ahora, es decir, no existe esfuerzo para conseguir ni ser ni tener (los llamados nini), simplemente vivir la vida lo mejor que se pueda sin importar el futuro, a la espera de un no sé qué que me lo de todo pero yo no voy a sacrificar mi placer de no hacer nada para buscar un futuro mejor.
Afortunadamente esto sólo es aplicable un reducido número de personas.
a
Creo que la actualidad que hoy vivimos podemos denominarla de esta manera. Me explico, el concepto de cultura creo que todos sabemos su significado y lo mismo ocurre con el concepto contemporáneo, por lo que nos centraremos en el concepto “hedonismo”. Este término de origen griego tiene su origen etimológico en el término “hedonismos” que se compone de dos partes claramente diferenciadas: hedone que significa placer e ismos que significa cualidad o doctrina.
El hedonismo es la doctrina filosófica basada en la búsqueda del placer y la supresión del dolor y de las angustias, como objetivo o razón de ser de la vida.
Las dos escuelas clásicas del hedonismo, formuladas en la Grecia antigua, son la escuela cirenaica y los epicúreos:
• Escuela cirenaica: se plantea que los deseos personales se debían satisfacer de inmediato sin importar los intereses de los demás (Aristipo de Cirene).
• Epicúreos: la doctrina que predicó Epicuro de Samos ha sido modificada o confundida a través de la historia, hasta el punto que algunos lo toman como un libertino mientras que otros lo consideraron un asceta. Epicuro consideraba que la felicidad consiste en vivir en continuo placer, porque para muchas personas el placer es concebido como algo que excita los sentidos. Epicuro consideró que no todas las formas de placer se refieren a lo anterior, pues lo que excita los sentidos son los placeres sexuales. Según él, existen otras formas de placer que se refieren a la ausencia de dolor o de cualquier tipo de aflicción. También afirmó que ningún placer es malo en sí, solo que los medios para buscarlo pueden ser el inconveniente, el riesgo o el error.
Mientras que la escuela cirenaica sostenía que no hay bien superior al placer y resaltaba el placer del cuerpo en lugar de los placeres mentales, la escuela epicúrea asociaba el placer con la paz y la calma, aquí se ponía énfasis en reducir el deseo y en obtener el placer de manera inmediata.
En los siglos XVIII y XIX, los filósofos británicos Jeremy Bentham, James Mill y John Stuart Mill hicieron la propuesta de una doctrina universal más conocida como utilitarismo. Según esta teoría, el comportamiento humano debe tener como criterio final el bien social. Hay que guiarse moralmente buscando todo aquello que proporciona y favorece el bienestar de un mayor número de personas.
Por tanto, se puede concluir que:
• Todos los seres humanos nacen con la posibilidad de experimentar placer.
• El placer no es bueno, ni malo, simplemente existe.
• Lo bueno o lo malo del placer reside en cómo se busca y hasta dónde llega.
• Todos los extremos son inconvenientes, el exceso de placer se convierte en vicio.
• El placer no es solamente la gratificación sensual o sexual.
• Existen placeres que a la postre traen infelicidad, insatisfacción o contratiempos, como la popularidad o la fama.
• El mayor placer para la especie humana debe girar en torno al servicio a los demás.
• Si se aprende a distinguir verdaderamente lo que es placer, se vivirán muchos momentos de felicidad.
Dentro de la filosofía contemporánea se destaca la figura de Michel Onfray quien manifiesta en una entrevista que «se cree que el hedonista es aquel que hace el elogio de la propiedad, de la riqueza, del tener, que es un consumidor. Eso es un hedonismo vulgar que propicia la sociedad. Yo propongo un hedonismo filosófico que es en gran medida lo contrario, del ser en vez del tener, que no pasa por el dinero, pero sí por una modificación del comportamiento. Lograr una presencia real en el mundo, y disfrutar jubilosamente de la existencia: oler mejor, gustar, escuchar mejor, no estar enojado con el cuerpo y considerar las pasiones y pulsiones como amigos y no como adversarios».1
La psicología positiva, basada en investigaciones científicas de psicológica cognoscitiva, ha pensado muchas veces que sustentar la felicidad en la búsqueda del placer, «la vida placentera», deriva en un mayor índice de insatisfacción. La búsqueda de una felicidad auténtica, como indica el psicólogo Martin E. P. Seligman, implica poner un mayor enfoque en el compromiso y el significado. La «vida comprometida» está basada en gratificaciones que no pueden ser adquiridas por atajos, como aprender un oficio, o un deporte; se busca el «flujo», que es el balance del reto con la habilidad. Por otra parte, la vida significativa son las acciones y creencias basadas en algo mayor a nuestro ego, acciones motivadas por un bien común, etcétera. Se ha dicho que aquellos que basan su felicidad en la «vida comprometida» y «la vida significativa» cuentan con un mayor índice de satisfacción en la vida. La «felicidad auténtica» es un concepto superior al simple hecho de no sentir dolor, sentir placer, o no sufrir enfermedades psicológicas.
Creo que actualmente este hedonismo ha derivado a la opción del placer en sí mismo y en el aquí y ahora, es decir, no existe esfuerzo para conseguir ni ser ni tener (los llamados nini), simplemente vivir la vida lo mejor que se pueda sin importar el futuro, a la espera de un no sé qué que me lo de todo pero yo no voy a sacrificar mi placer de no hacer nada para buscar un futuro mejor.
Afortunadamente esto sólo es aplicable un reducido número de personas.
a
miércoles, 23 de agosto de 2017
¿Cómo es la motivación en los TDAH?
¿Cómo es la motivación en los
TDAH?
Hipólito Macías, Doctor en Psicología
Muchos son los padres que, angustiados, llegan a
la Asociación Nazarena de Familiares y Afectados por el Trastorno Hipercinético
(ANFATHI TDAH-Dos Hermanas), en busca de una respuesta para la problemática que
presenta alguno de sus hijos. Todos saben que sus hijos presentan una serie de
dificultades o problemas, como las dificultades en el aprendizaje escolar, las
dificultades en las relaciones sociales, los problemas en el ámbito familiar,
entre otras. Pero, aun observada en el colegio e incluso por el pediatra, pocos
son los que les ponen un nombre estas dificultades para, como dice María Jesús
Ordoñez y Roberto Álvarez de la Higuera (autores de varios libros sobre TDAH), ver
la luz al final del túnel.
Cuando estos padres reciben el diagnóstico,
algunos se sienten reflejados y cuando se les explica la existencia de falta de
motivación de los TDAH, estos inmediatamente se hacen la siguiente pregunta ¿Por
qué los adultos y los niños con TDAH tienen una fuerte motivación y función
ejecutiva para realizar algunas tareas y nunca encuentran la motivación para
hacer otras?
A pesar de las muchas diferencias entre niños y
adultos con TDAH, hay una similitud compartida por prácticamente todos ellos. Aunque
tienen una dificultad crónica considerable en organizarse y comenzar en muchas
tareas, enfocando su atención, manteniendo sus esfuerzos, y utilizando su
memoria de trabajo, todos los diagnosticados con TDAH suelen desempeñar, al
menos, algunas actividades o tareas específicas para las que no presentan ningún
tipo de dificultad en la realización de las mismas y en algunos casos no solo
se desempeñan de una manera normal, sino que pueden hacerlo de una manera extraordinaria.
Así, la inconsistencia en la motivación y el
rendimiento es el aspecto más desconcertante del TDAH. Parece que el niño o
adulto con el trastorno, que puede mostrar una fuerte motivación y centrarse
muy bien en algunas tareas, tendría que ser capaz de hacer lo mismo en la
mayoría de las otras tareas que reconocen como importantes. Muchas personas
(que desconocen este trastorno) piensan que se trata de un simple problema de
falta de “fuerza de voluntad”. Ellos piensan que, si el niño o adulto con TDAH
puede realizar eficazmente una tarea en concreto, como por ejemplo jugar a la
consola, ¿por qué no puede hacer lo mismo con otras tareas, que son aún más
importantes?, y su respuesta es que no lo hacen porque no quieren. Pero, el
TDAH más que una cuestión de fuerza de voluntad, es un problema con la dinámica
de la química cerebral.
Investigaciones recientes ofrecen considerables
evidencias que corroboran esto, es decir, que el TDAH no es una “cuestión de
fuerza de voluntad”, aunque a menudo lo parezca. Cuando las personas con TDAH
se enfrentan a una tarea que les resulta realmente interesante, -no porque
alguien les diga que debería ser interesante, sino porque es interesante para
ellos en ese momento- provoca que la percepción, consciente o inconsciente,
cambie la química del cerebro al instante.
Aquí hemos de tener en cuenta el papel complejo y
poderoso de las emociones inconscientes en los procesos de motivación del
cerebro y la importancia crítica de la memoria de trabajo para priorizar las
tareas momento a momento. Dos aspectos que según las últimas investigaciones
están afectados en todos los diagnosticados con TDAH.
En el libro The
Emotional Brain, del neurocientífico Joseph LeDoux, resalta la importancia
central de la emoción en el funcionamiento cognitivo del cerebro. Dice que las
emociones -en su mayoría emociones inconscientes- son potentes y críticamente
importantes motivadores del pensamiento y las acciones humanas. Esta
comprensión del papel esencial de la emoción en todos los aspectos de la
motivación y el comportamiento humano no se ha integrado adecuadamente en el
pensamiento actual sobre el TDAH.
Las emociones, positivas y negativas, juegan un
papel crítico en las funciones ejecutivas: iniciar y priorizar las tareas,
mantener o cambiar el interés o el esfuerzo, mantener pensamientos en la
memoria de trabajo y elegir o evitar una tarea o situación. Es decir, el
cerebro humano responde a la calidad y la intensidad de las emociones asociadas
a los recuerdos en vez de activar un motor de búsqueda de la literalidad del
hecho.
Muchas personas piensan que las emociones sólo implican sentimientos
conscientes, limitados a las sensaciones de tristeza, ira, placer,
preocupación, etc., que una persona es plenamente consciente y generalmente
capaz de identificar. La neurociencia ha demostrado que los sentimientos
conscientes son sólo una pequeña parte de la gama variada de emociones que
opera dentro de cada persona para motivar las funciones ejecutivas. El
neurocientífico Joaquín Fuster, enfatizó: “Mientras que podemos estar
plenamente conscientes de una memoria recuperada, la gran mayoría de los
recuerdos que recuperamos permanecen inconscientes”.
A menudo, estas emociones inconscientes entran en conflicto y nos hacen
actuar de manera inconsistente con nuestras reconocidas intenciones conscientes.
Una corriente subyacente de emociones conflictivas suele estar involucrada en
nuestro fracaso en hacer tareas que creemos que queremos hacer, o en
involucrarnos directa o indirectamente en acciones que conscientemente creemos
que no queremos hacer.
Figura 1: Comunicación
neuronal
A
veces una persona piensa en una tarea particular como importante,
creyendo honestamente que quiere darle atención inmediata y esfuerzo
sostenido, pero no actúa en consecuencia. Esta persona puede comenzar a
procrastinar, ocupando su esfuerzo en otras tareas que no son tan urgentes, o
puede buscar activamente distracciones poniéndose en contacto con amigos,
navegar por Internet, levantarse o ir a dormir. Tales contradicciones tienen
sentido sólo cuando nos damos cuenta de que las emociones que guían nuestras
motivaciones a menudo no son completamente conscientes o conflictivas. Podemos
sentirnos influenciados por emociones que no sabemos que tenemos.
El factor más básico que contribuye a la capacidad
de las personas con TDAH de enfocarse muy bien y eficientemente en sus
funciones ejecutivas en algunas tareas, mientras es crónicamente incapaz de
enfocarse adecuadamente en la mayoría de las otras tareas, es un problema de
transmisión neuronal. Durante muchos años, se ha reconocido que los individuos con
TDAH tienden a tener crónicamente insuficiente liberación y recarga del
neurotransmisor dopamina en las uniones sinápticas de las neuronas en las redes
que gestionan las funciones ejecutivas.
Muchos estudios han demostrado que el tratamiento
con medicamentos estimulantes mejora la eficiencia de la comunicación neuronal.
El mecanismo es mediante una mayor liberación de dopamina o una menor
recaptación de la misma. Sin embargo, esto sólo ocurre para aquellas tareas en
las cuales el individuo con TDAH tiene un interés fuerte. El mayor interés
puede ser porque esa actividad ha traído placer u otras recompensas a la
persona en el pasado. O el interés puede ser intensificado porque la persona
teme que algo que él o ella anticipa como desagradable es probable que ocurra
muy rápidamente si él o ella no asiste a la tarea inmediatamente. Ya sea por
placer o temor anticipado, el interés aumentado genera una mayor liberación de
dopamina al instante, y la sostiene mientras el interés intensificado persista.
El segundo factor que influye en la capacidad de
prestar atención a algunas tareas, pero no a otras es la debilidad relativa en
la memoria de trabajo que es característica de muchas personas con TDAH. La
memoria de trabajo es esencial para tener en cuenta las prioridades relativas
de nuestros diversos intereses en un momento dado.
La investigación en psicología social ha
demostrado que los individuos con mayor capacidad de memoria de trabajo suelen
ser más capaces de lidiar con las emociones, agradables y desagradables, sin
quedar excesivamente atrapados en ellas. Las personas con TDAH suelen tener
menos “ancho de banda” en sus funciones de memoria de trabajo, y es probable
que tengan más dificultad que otros en la rápida vinculación de varios
recuerdos pertinentes para hacer o no hacer una tarea. Son menos propensos a
tener en cuenta el panorama más amplio del cual el momento presente es una
parte. Funcionan más como alguien viendo un partido de fútbol a través de un
telescopio, incapaz de tener en cuenta el resto de la acción en el terreno de
juego, las amenazas y/u oportunidades que no están incluidas en el pequeño
círculo de enfoque proporcionado por su telescopio.
Figura
2: Sinapsis
La dopamina es una sustancia química cerebral que
sirve para la comunicación entre neuronas y que nos permite tener sentimientos
de felicidad, placer, euforia, motivación, atención y concentración. Es decir,
es un neurotransmisor con múltiples e importantes funciones dentro del sistema
nervioso. Se trata de una sustancia producida en diferentes partes del
cerebro, aunque encuentra su fábrica principal en la sustancia negra (en la
zona del mesencéfalo) para ser utilizada en la transmisión de mensajes entre
neuronas, de tal manera que el mensaje pasa de una neurona a otra por la
liberación de dopamina desde la neurona emisora al espacio sináptico (unión
entre neuronas) a través de los transportadores, siendo esta recogida por los
receptores dopaminérgicos de la neurona receptora. Pero también es una hormona
que puede ser liberada por el hipotálamo, pero en este caso más como función de
inhibir la producción de prolactina de la hipófisis. Así mismo, también puede
ser elaborada en laboratorios.
Figura
3: Composición química de la dopamina
Eso significa que cuando se vincula la dopamina o
cualquier otro neurotransmisor con estados emocionales o procesos mentales
concretos, esto se debe a que la aparición de estos últimos está relacionada
con un aumento del nivel de ciertos neurotransmisores en algunas áreas del
cerebro vinculadas a ese estado o proceso en cuestión.
En el caso de la dopamina, entre sus funciones
también encontramos la coordinación de ciertos movimientos musculares, aumento
de la frecuencia y presión cardíaca, la regulación del sueño, los procesos
cognitivos asociados al aprendizaje e incluso se ha visto que tiene un papel
importante en la toma de decisiones. En el lóbulo frontal -menos desarrollado
en los con TDAH- regula funciones como la memoria (hipocampo), la atención y
la solución de problemas. Es también vital en la regulación del humor, de ahí
que muchas veces se comparen a los TDAH con pacientes bipolares.
La comunidad científica coincide en señalar que
la dopamina también está involucrada
en el complejo sistema cognitivo que nos permite sentir motivación y curiosidad por algunos aspectos de la vida.
Esto explica en parte la problemática que presentan, en este sentido, las
personas con TDAH, ya que padecen problemas de “conexión wifi” en su cerebro
(vías dopaminérgicas afectadas)
Existen investigaciones que relacionan la
dopamina con: la personalidad
(la cantidad de dopamina encontrada en la amígdala cerebral de un sujeto podría
ser un indicador fiable de si éste es tranquilo y sosegado, con una buena
confianza en sí misma, o si por el contrario sería temeroso y con propensión a
padecer estrés); el sobrepeso y
obesidad (las personas con tendencia al sobrepeso y a la obesidad
cuentan con menos receptores de dopamina en su sistema nervioso, por lo que para notar la misma
satisfacción que produce el acto de
comer algo dulce necesitan tomar mayor cantidad); el gusto por las emociones fuertes (la mayor presencia
de dopamina en ciertas regiones cerebrales en adolescentes hace que éstos sean
demasiado optimistas con sus expectativas y asuman riesgos innecesarios); el
estatus social y la satisfacción (cuanto mejor es el estatus social de
un individuo, mayor es la cantidad de receptores D2 de dopamina ubicados en su
cerebro y por lo tanto se sentirá más satisfecho con su vida); la creatividad (las personas con una
mente especialmente creativa tienen una densidad menor de receptores D2
de dopamina en el tálamo. Su principal
función es filtrar los estímulos que recibe la corteza del cerebro, lo que
facilitaría las conexiones neuronales que permiten asociar conceptos de una
forma más eficiente, mejorando la creatividad).
Pero quizá lo más importante para el asunto que
nos ocupa sea la relación de la dopamina con la regulación de la memoria y la
potenciación de los niveles motivacionales.
Respecto al primero, podemos decir que, la dopamina
se encarga de regular la duración de la información (recuerdos), decidiendo si
retiene solo durante unas horas esta información y desaparece, o bien si
mantiene la información por más tiempo (como si fuera la memoria RAM de un
ordenador). Este proceso de “decisión” mediante el cual un recuerdo se difumina
o bien permanece en nuestro cerebro guarda una gran relación con el concepto de
aprendizaje significativo. Cuando aprendemos algo que nos satisface, la
dopamina activa el hipocampo para que retenga esa información. En caso
contrario, la dopamina no activa el hipocampo y el recuerdo no se almacena en
nuestra memoria (como si apagásemos el ordenador sin guardar los cambios). Quizá
sea la regulación del aprendizaje, más concretamente
el aprendizaje por condicionamiento, uno de los papeles más importantes de la
dopamina, de tal manera que las neuronas dopaminérgicas responden cuando
se les presenta una recompensa inesperada y con apareamientos repetidos esta respuesta se traslada al inicio del
estímulo (ya condicionado). Cuando la recompensa esperada se omite las neuronas
se deprimen. Esta dificultad es la que explica porqué los niños y adolescentes
con TDAH deben mantenerse activos en las actividades académicas durante los
periodos vacacionales, ya que, de no hacerlo así, la falta de dopamina provocará
“reinicios automáticos” en sus cerebros con la consecuente pérdida de
información.
Respecto al segundo podemos decir que siempre
hemos oído hablar de la dopamina como el neurotransmisor encargado de la sensación
de placer, pero las investigaciones recientes demuestran que su principal
función podría ser la motivación. Estas investigaciones demuestran que las personas más enfocadas a
cumplir con ciertos objetivos exigentes son las que más dopamina tienen en su
córtex prefrontal y en su cuerpo
estriado, zonas afectadas en las personas con TDAH.
Cuando no hay suficiente dopamina, las emociones
no pueden ser reguladas correctamente. Los impulsos mentales que mitigan los
sentimientos intensos de tristeza se inhiben, por lo tanto, los signos más
comunes de una deficiencia de dopamina son los mismos signos asociados con la
depresión clínica (y más específicamente, el trastorno depresivo mayor). Todo
esto está muy bien, pero ¿Cómo podemos saber si tenemos una deficiencia de
dopamina?:
·
Falta
de interés en la vida
·
Disminución
de la motivación (procrastinación)
·
Incapacidad
de sentir placer
·
Patrones
de sueño alterados
·
Síndrome
de piernas inquietas
·
Fatiga
·
Cambios
de humor
·
Sentimientos
excesivos de desesperanza o culpa
·
Mala
memoria, incapacidad para concentrarse
·
Comportamientos
impulsivos o autodestructivos
·
Adicciones
a la cafeína u otros estimulantes
·
Aumento
de peso
La deficiencia extrema de dopamina, como en el
caso de la enfermedad de Parkinson, causa una disminución permanente y
degenerativa de las habilidades motoras, incluyendo la rigidez muscular y
temblores.
Y por el contrario ¿Cómo podemos aumentar el
nivel de dopamina?
1. Disminuyendo
el consumo de grasas
saturadas, azúcares, harina refinada,
cafeína, alimentos precocinados, etc.
2. Consumiendo
cantidades adecuadas de alimentos que contengan tirosina (su precursor es la L-fenilalanina)
como precursores de la dopamina, por
ejemplo: bananas, aguacates, almendras, alubias, manzanas, sandías, cerezas,
yogur, huevos y carnes.
3. Manteniendo
dietas ricas en antioxidantes (betacarotenos, vitamina C y vitamina E) como el kiwi, las fresas, frutos secos, pomelo, zanahoria, brócoli, etc.
4. Estableciendo
horarios y rutinas saludables. Hemos de establecer un horario de rutina con
tiempo necesario para el trabajo y el descanso. Lo ideal sería que tu día
incluya, por lo menos, de 7 a 8 horas de sueño por noche, combinado con
periodos de actividad física.
5. Reduciendo los niveles de estrés, por ejemplo, practicando Mindfulness.
5. Reduciendo los niveles de estrés, por ejemplo, practicando Mindfulness.
Cómo motivar a un adolescente
con TDAH
Nos centraremos en el adolescente por ser la
etapa más crítica en cuanto a motivación se refiere en el desarrollo de un
TDAH. Los pequeños también pueden sufrir falta de motivación, pero esta se
puede solucionar fácilmente ya que aún tienen en pleno desarrollo su curiosidad
y maleabilidad, por lo que los adultos pueden ir trabajando con ellos y
llevándoselos a al terreno que más beneficie en cada momento. Respecto a los
adultos, decir que ya han pasado tanto que es muy probable que o “no tengan
remedio” (es más complicado llevar a cabo un cambio) o bien han aprendido a
fuerza de necesidad.
Como todos sabemos, ningún adolescente tiene
éxito en algo sin realmente proponérselo -esto vale para todos-. Ese propósito
parte de lo que realmente quiere el adolescente y ese querer les lleva a la
motivación. Llegar a esto es haber ganado la mitad de la batalla. Ayude a su
adolescente a aprovechar su motivación innata (pero a menudo enterrada) al
entender lo que realmente quiere (además de los videojuegos y la ropa) y usar
esos deseos para ayudarle a establecer metas.
Los adolescentes y los preadolescentes todos
esencialmente quieren las mismas cuatro cosas:
1. La
oportunidad de hacer lo que hacen los adultos
2. Tomar
sus propias elecciones y decisiones
3. Que
sus opiniones sean tenidas en cuenta
4. Decidir
qué reglas se aplican y cómo
El reto, por supuesto, es usar estos deseos
centrales sabiamente cuando se trabaja para motivar a un adolescente a avanzar
hacia la edad adulta, y a asumir más independencia.
Desde el principio, asegúrese de que su hijo
entienda que usted quiere ayudarlo a lograr algo que a él le beneficia. Usted
se centrará en algo que su hijo quiere, y trabajar juntos para encontrar una
manera de hacerlo posible. Es más probable que participe y se sienta motivado
para actuar si se siente como una pareja o un socio en el proceso, en lugar de
simplemente seguir órdenes.
Debe enfocarse en las metas de su hijo, no en las
suyas. Es decir, el primer objetivo es que su hijo elija su propia meta, que
podría no ser una relacionada con el colegio o instituto. Hemos de comenzar con
las cosas que realmente le interesa a su hijo. Pregunte, “¿Qué te hace feliz?,
¿En qué te gustaría ser un experto?” Entonces decir,” Caramba, me pregunto si
hay una meta que podría relacionarse con eso”.
Ayude a su hijo a establecer una meta específica
y realista y cree un esquema de cómo empleará su tiempo para llegar hasta ella,
haciendo preguntas o solicitando más información. Los padres pueden decir: “¿Cuál
es tu plan?, ¿Tienes una estrategia para eso?, Dime tu horario, ¿Cuándo piensas
empezar?, ¿Cómo mantendrás la información?”
Esto pone la responsabilidad de pensar sobre cómo
alcanzar una meta en su hijo adolescente en lugar de depender de usted para
manejar las cosas. Si su hijo contesta, “No sé”, o le mira sin expresión, diga:
“Bueno, aquí hay un par de opciones para comenzar. ¿Cuál crees que podría
funcionar?” o “¿Tienes otra idea? “
Por lo tanto, debemos poner nuestro enfoque en el
incremento de la independencia de nuestro hijo, ayudarlos a desarrollar su
memoria de trabajo, poniendo en marcha un plan de incentivos que apoye la meta
con un sistema de recompensas que sea justo, que ese plan les permita ganar la
mayor parte del tiempo y ayudarles a construir persistencia y perseverancia
dirigida a objetivos.
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