¿TDAH o Trastorno de la
Función Ejecutiva?
Realmente intento mantener mi
mente en lo que está diciendo la profesora, pero no puedo hacerlo mucho tiempo […] estoy escuchando lo que ella
dice y después a alguien se le cae un lápiz y tengo que estirar el cuello para buscar dónde cayó; después escucharé a la profesora otro par de minutos, y poco después estoy
pensando en algún programa
de televisión que vi la noche pasada […]. Un par de
segundos después comenzaré a divagar sobre lo que voy a hacer después de la escuela […], y después miro el reloj y me pregunto cuánto falta para que termine la clase. Todas estas cosas pasan por mi mente a la vez, es como
si estuviera viendo
cuatro canales de la tele a la vez. Es muy difícil mantenerte atento a lo que está diciendo alguien a quien quieres escuchar.
Comentario
realizado por un niño en entrevista de
Thomas
Brown (2006).
Un niño, un adolescente o un adulto con
trastorno por déficit de atención (TDAH o TDA) puede ser hiperactivo, inatento
y / o impulsivo. Los clínicos siempre han entendido la hiperactividad y la
impulsividad. Sin embargo, la comprensión de la falta de atención ha pasado de
ser principalmente "la incapacidad de permanecer en la tarea" a un
concepto más amplio llamado trastorno de la función ejecutiva (EFD), que
implica un patrón de dificultades crónicas en la ejecución de las tareas
diarias. Esto a veces se llama disfunción ejecutiva.
Estas personas carecen de las habilidades para
manejar la frustración, comenzar y completar tareas, recordar y seguir
instrucciones de varios pasos, mantenerse en el camino, planificar, organizar y
autocontrol. Los terapeutas del TDAH y otros profesionales que pueden evaluar y
diagnosticar el TDAH suelen señalar los problemas de la función ejecutiva, pero
muchas familias los descartan como menos críticos que otros desafíos de
aprendizaje. Sin embargo, está claro que el funcionamiento ejecutivo efectivo
es un factor clave para remediar las dificultades académicas.
Hay mucha confusión en torno a la "función
ejecutiva", y cómo se relaciona con el TDAH. ¿El TDAH es un trastorno de
la función ejecutiva? ¿Todos los trastornos de la función ejecutiva también son
TDAH? Las respuestas dependen de lo que entendemos por "funciones
ejecutivas" y de cómo se relacionan con la autorregulación.
Russell Barkley, Ph.D., una autoridad
reconocida internacionalmente sobre el TDAH, explica cómo los déficits de la
función ejecutiva se originan en el cerebro y cómo pueden servir como signos de
alerta temprana del TDAH.
El término "funcionamiento ejecutivo"
fue acuñado en la década de 1970 por Karl Pribram, cuya investigación indicó
que las funciones ejecutivas están mediadas principalmente por la corteza
prefrontal. Tradicionalmente, se ha utilizado ampliamente en neuropsicología,
psicología clínica y psiquiatría. En los últimos años, sin embargo, se ha
extendido al campo más amplio de la psicología general y a la educación.
La Función Ejecutiva engloba un conjunto de
procesos cognitivos mediados por el lóbulo frontal del cerebro. Estos procesos
tienen como papel principal regular el comportamiento y las emociones para
ayudar a la persona a desenvolverse y adecuarse a las exigencias de su entorno
inmediato.
Así pues, podemos definir la Función Ejecutiva,
como un conjunto de capacidades y habilidades mentales implicadas en una cadena
de procesos -regulación, anticipación, supervisión, generación, ejecución y
reajuste de conductas ante una situación novedosa- que facilitan la formulación
y planificación de metas, y el logro de las mismas de manera eficaz y
autosuficiente. La Función Ejecutiva coordina y organiza los procesos
cognitivos básicos, como la memoria y percepción, para solucionar problemas de
manera propositiva. Según Barkley, es, además, un modelo de acción
auto-dirigido que permite globalizar las consecuencias sociales, considerando
de manera simultánea las consecuencias inmediatas y posteriores de las
distintas alternativas de acción.
Las habilidades o destrezas que componen la
Función Ejecutiva son iniciativa, control inhibitorio, planificación,
organización, flexibilidad, memoria de trabajo, y monitoreo. A continuación, se
explica cada una de ellas:
·
Iniciativa: Está relacionada con la activación cognitiva, la motivación
y la generación de ideas para iniciar una tarea.
·
Control
inhibitorio: Permite inhibir impulsos
generados por la propia persona o el medio exterior que puedan poner en riesgo
el plan. Inhibe la memorización de
información irrelevante, la
interferencia de recuerdos de eventos anteriores y permite parar la acción en
un tiempo determinado. Esta capacidad está fuertemente relacionada con el
rendimiento académico y las relaciones sociales. El fallo en la inhibición de
una respuesta induce a la perseveración.
·
Control
emocional: Permite modular las respuestas emocionales
ante eventos estresantes, o de cualquier tipo. Un control emocional pobre
conduce a la labilidad y explosividad emocional.
·
Planificación
y organización: Son las capacidades que
engloban la formulación de hipótesis, estimaciones cognitivas, y el generar estrategias eficaces para la resolución de problemas. La
planificación integra, secuencia y desarrolla los pasos para lograr un
objetivo.
·
Flexibilidad: Es la habilidad para retroceder, corregir y cambiar los
planes a partir de la evaluación de los resultados conseguidos, así como si
existen cambios en el medio ambiente o en las condiciones en las que se lleva a
cabo la tarea. Es, además, la generación de nuevas estrategias de acción, la
capacidad para la creatividad y la originalidad.
·
Memoria de
trabajo: La memoria de trabajo está implicada en
cualquier actividad de la vida cotidiana, ya que requerimos mantener activa la
información de nuestro entorno en la mente, y retenerla por un breve periodo de
tiempo sin que el estímulo esté presente, con el fin de ejecutar planes de
acción. Además, es esencial para la convivencia en grupo con otras personas,
para entablar discusiones o conversaciones en las que se intenta entender lo
que el otro está diciendo mientras uno mismo se formula la respuesta.
·
Monitorización: Consiste en revisar todos los pasos, detectar errores y
corregirlos.
La Función Ejecutiva se desarrolla desde
primeras edades y es un factor esencial en la vida cotidiana de los niños. Les
permite adaptar su conducta para relacionarse con sus pares, para responder
emocional y socialmente a las situaciones que se les presentan, rendir
eficientemente en el ámbito escolar, resolver problemas o simplemente para
realizar actividades novedosas o complejas. Disfunciones en estos procesos
tendrán como consecuencia una mala regulación emocional y conductual, y un
deficiente o nulo logro de objetivos, lo que afectaría de manera directa el
desempeño escolar, el aprendizaje y la socialización de los niños.
Según Barkley, el TDAH es uno de los trastornos
más prevalentes en la infancia y diversos investigadores han documentado que se
caracteriza por un marcado deterioro en el funcionamiento ejecutivo. Los niños con
TDAH suelen ser desorganizados, se olvidan de las cosas y perseveran en los
errores que cometen, ya que no se dan cuenta de los mismos y a veces les cuesta
trabajo reconocerlos aun cuando una persona se los demuestre. En ellos es
evidente la falta de flexibilidad para cambiar estrategias y planificar en
función de una nueva tarea. Se distraen con facilidad cuando están ejecutando
alguna actividad, les cuesta regresar la atención y seguir el hilo de la misma.
Todas estas situaciones son expresiones de déficits en la Función Ejecutiva.
Hasta ahora, conocemos cuatro circuitos en esta
parte del cerebro que se relacionan con el funcionamiento ejecutivo y los
déficits del funcionamiento ejecutivo.
-
El circuito "Qué": va desde el
lóbulo frontal, especialmente la superficie externa, hacia un área del cerebro
llamada ganglio basal, en particular una estructura llamada estriado. El
circuito "Qué" está vinculado a la memoria de trabajo, por lo que es
en este circuito que lo que pensamos comienza a guiarnos en lo que hacemos. Esto
es particularmente cierto cuando se trata de planes, objetivos y el futuro.
-
El Circuito “Cuándo”: este segundo circuito va desde la
misma área prefrontal hasta una parte muy antigua del cerebro llamada cerebelo,
en la parte más posterior de la cabeza. El Circuito “Cuándo” es el circuito de
sincronización del cerebro: no solo coordina la suavidad del comportamiento y
la secuencia de la conducta, sino también la puntualidad de sus acciones y
cuándo hace ciertas cosas. Un circuito “Cuándo” que funciona incorrectamente en
una persona con TDAH explica por qué a menudo tenemos problemas con la
administración del tiempo.
-
El circuito "Por qué": el tercer
circuito también se origina en el lóbulo frontal y pasa por la parte central
del cerebro (conocida como el cingulado anterior) hacia la amígdala, la puerta
de entrada al sistema límbico. A menudo se lo denomina circuito
"caliente" porque está vinculado a nuestras emociones: es donde lo
que pensamos controla lo que sentimos y viceversa. Es el que toma la decisión
final en todos nuestros planes. Cuando pensamos en varias cosas que podríamos
estar haciendo, este es el circuito que finalmente elige entre las opciones
basadas en cómo nos sentimos acerca de ellas y sus propiedades emocionales y
motivacionales.
-
El circuito "Quién": este circuito
final va desde el lóbulo frontal hasta la parte posterior del hemisferio. Es
donde tiene lugar la autoconciencia, es donde estamos conscientes de lo que
hacemos, cómo nos sentimos (tanto interna como externamente) y lo que nos está
sucediendo.
Al ver el TDAH en relación con estos cuatro
circuitos, puede comprender dónde se originan los síntomas. Dependiendo de qué
circuitos estén más deteriorados y menos deteriorados, puede ver una variación
en los tipos de síntomas que cualquier persona va a tener. Algunas personas
tienen más déficit de memoria de trabajo. Otras personas tienen más problemas
de regulación emocional. Algunas personas tienen más dificultades con el
tiempo, pero menos dificultades con todas las demás. Pero todos ellos
involucran estos circuitos.
Entonces, sabemos qué partes del cerebro
controlan las funciones ejecutivas y sabemos cuáles son, pero ¿cómo las
reconocemos en nuestro quehacer diario? Hablando en términos generales, la
función ejecutiva se refiere a las capacidades cognitivas o mentales que las
personas necesitan para perseguir sus objetivos activamente. En otras palabras,
se trata de cómo nos comportamos hacia nuestros objetivos futuros y qué
habilidades mentales necesitamos para lograrlos.
El término está muy relacionado con la
autorregulación: las funciones ejecutivas son cosas que te haces a ti mismo
para cambiar tu comportamiento. Al emplear sus funciones ejecutivas de manera
efectiva, espera cambiar su futuro para mejor.
La función ejecutiva se juzga por la fuerza de
estas siete habilidades:
1. Autoconciencia: esto es atención autodirigida.
2. Inhibición:
también conocida como autocontrol.
3. Memoria de trabajo no verbal: la capacidad de mantener las cosas en tu mente. Esencialmente,
imágenes visuales: cómo de bien puedes imaginarte las cosas mentalmente.
4. Memoria de trabajo verbal: auto-discurso, o discurso interno. La mayoría de la gente
piensa que esto es su "monólogo interior".
5. Autorregulación emocional: la capacidad de tomar las cuatro funciones ejecutivas
anteriores y usarlas para manipular su propio estado emocional. Esto significa
aprender a usar palabras, imágenes y su autoconciencia para procesar y alterar
cómo nos sentimos acerca de las cosas.
6. Auto-motivación: ¿Cómo puede motivarse para completar una tarea cuando no
hay una consecuencia externa inmediata?
7. Planificación y resolución de problemas: a los expertos a veces les gusta pensar en esto como
"juego propio": cómo jugamos con la información en nuestras mentes para
encontrar nuevas formas de hacer algo. Al separar las cosas y combinarlas de
diferentes maneras, estamos planeando soluciones a nuestros problemas.
¿Te suena familiar esta lista? Cualquier
persona que muestre los síntomas clásicos del TDAH tendrá dificultades con
todas o la mayoría de estas siete funciones ejecutivas. Los problemas con la
inhibición en alguien con TDAH conducen a acciones impulsivas, por ejemplo: los
problemas con la regulación emocional conducen a arrebatos inapropiados.
Por todo ello concluimos que esencialmente, el
TDAH es un trastorno por déficit de la función ejecutiva (EFD). El término
general "TDAH" es simplemente otra forma de referirse a estos temas.